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Misal

Misal del Día

ANTÍFONA DE ENTRADA

El Reino de los cielos se parece a un poco de levadura que tomó una mujer y la mezcló con tres medidas de harina, y toda la masa acabó por fermentar.

ORACIÓN COLECTA

Señor Dios, que enviaste al mundo a manera de levadura la fuerza del Evangelio, concede a tus fieles que llamaste a vivir en el mundo en medio de las ocupaciones seculares, que, fervorosos en su espíritu cristiano, por medio de las tareas terrenales que desempeñan, colaboren sin cesar en la construcción de tu Reino. Por nuestro Señor Jesucristo…

PRIMERA LECTURA

Santo es el Señor, Dios todopoderoso, el que era, el que es y el que ha de venir.

De la segunda carta del apóstol san Juan: 4,1-11

Yo, Juan, tuve una visión: Vi una puerta abierta en el cielo, y la voz que había oído antes, semejante al sonido de una trompeta, me habló y me dijo: “Sube hacia acá y te enseñaré lo que va a suceder después”.

Entonces fui arrebatado en espíritu y vi un trono puesto en el cielo, y alguien estaba sentado en el trono. El que estaba sentado en el trono brillaba con destellos rojos, como una piedra preciosa transparente, y un resplandor como de esmeralda rodeaba el trono.

Alrededor de este trono vi otros veinticuatro tronos, y en los tronos estaban sentados veinticuatro ancianos, vestidos con túnicas blancas y con coronas de oro sobre sus cabezas. Del trono salían relámpagos y truenos poderosos. Siete lámparas de fuego, que son los siete espíritus de Dios, ardían frente al trono, y delante de él había una especie de mar transparente, como de cristal.

En el centro, alrededor del trono, había cuatro seres vivientes, llenos de ojos por delante y por detrás. El primer ser viviente se parecía a un león; el segundo, a un toro; el tercero tenía cara de hombre, y el cuarto parecía un águila en vuelo. Los cuatro seres vivientes tenían seis alas cada uno y estaban llenos de ojos por dondequiera. Y no se cansaban de repetir día y noche: “Santo, santo, santo es el Señor, Dios todopoderoso, el que era, el que es y el que ha de venir”.

Y cada vez que los seres vivientes alababan, bendecían y glorificaban al que está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos, los veinticuatro u o ancianos se postraban delante del que está sentado en el trono, adoraban al que vive por los siglos de los siglos, y depositaban sus coronas ante el trono, diciendo: “Señor y Dios nuestro, tú mereces recibir la gloria, el honor y el poder, porque tú has creado todas las cosas: tú has querido que ellas existieran y fueron creadas”.

Palabra de Dios.

SALMO

Del salmo 150, 1-2. 3-4. 5-6.

R/. Alabemos al Señor con alegría.

Alabemos al Señor en su templo, alabemos al Señor en su augusto firmamento. Alabémoslo por sus obras magníficas, alabémoslo por su inmensa grandeza. R/.

Alabémoslo tocando trompetas, alabémoslo con arpas y cítaras. Alabémoslo con tambores y danzas, alabémoslo con cuerdas y flautas. R/.

Alabémoslo con platillos sonoros, alabémoslo con platillos vibrantes. Que todo ser viviente alabe al Señor.  R/.

ACLAMACIÓN

Aleluya, Aleluya

Yo los he elegido del mundo, dice el Señor, para que vayan y den fruto y su fruto permanezca. R/.

Aleluya, Aleluya

EVANGELIO

¿Por qué no pusiste mi dinero en el banco?

Del santo Evangelio según san Lucas: 19, 11-28

En aquel tiempo, como ya se acercaba Jesús a Jerusalén y la gente pensaba que el Reino de Dios iba a manifestarse de un momento a otro, él les dijo esta parábola: “Había un hombre de la nobleza que se fue a un país lejano para ser nombrado rey y volver como tal. Antes de irse, mandó llamar a diez empleados suyos, les entregó una moneda de mucho valor a cada uno y les dijo: ‘Inviertan este dinero mientras regreso’.

Pero sus compatriotas lo aborrecían y enviaron detrás de él a unos delegados que dijeran: ‘No queremos que éste sea nuestro rey’. Pero fue nombrado rey, y cuando regresó a su país, mandó llamar a los empleados a quienes había entregado el dinero, para saber cuánto había ganado cada uno. Se presentó el primero y le dijo: `Señor, tu moneda ha producido otras diez monedas’. Él le contestó: ‘Muy bien. Eres un buen empleado. Puesto que has sido fiel en una cosa pequeña, serás gobernador de diez ciudades’.

Se presentó el segundo y le dijo: ‘Señor, tu moneda ha producido otras cinco monedas’. Y el señor le respondió: ‘Tú serás gobernador de cinco ciudades’.

Se presentó el tercero y le dijo: ‘Señor, aquí está tu moneda. La he tenido guardada en un pañuelo, pues te tuve miedo, porque eres un hombre exigente, que reclama lo que no ha invertido y cosecha lo que no ha sembrado’. El señor le contestó: ‘Eres un mal empleado. Por tu propia boca te condeno. Tú sabías que yo soy un hombre exigente, que reclamo lo que no he invertido y que cosecho lo que no he sembrado, ¿por qué, pues, no pusiste mi dinero en el banco para que yo, al volver, lo hubiera recobrado con intereses?’.

Después les dijo a los presentes: ‘Quítenle a éste la moneda y dénsela al que tiene diez’. Le respondieron: ‘Señor, ya tiene diez monedas’. Él les dijo: ‘Les aseguro que a todo el que tenga se le dará con abundancia, y al que no tenga, aun lo que tiene se le quitará. En cuanto a mis enemigos, que no querían tenerme como rey, tráiganlos aquí y mátenlos en mi presencia’ “. Dicho esto, Jesús prosiguió su camino hacia Jerusalén al frente de sus discípulos.

Palabra del Señor.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Dios nuestro, que quisiste salvar a todo el mundo por el sacrificio de tu Hijo, y llamas también a los laicos al trabajo apostólico, concédeles, por la fuerza de esta ofrenda, impregnar el mundo con el espíritu cristiano y ser fermento de santificación. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN

Alabemos a Dios todos los hombres, sirvamos al Señor con alegría; con júbilo entremos en su templo, aleluya.

ORACIÓN DESPÚES DE LA COMUNIÓN

Habiendo participado de la abundancia de tu gracia, te rogamos, Señor, que, fortalecidos por el poder vivificante del convite eucarístico, tus fieles, que quisiste dedicados a las tareas temporales, sean valientes testigos de la verdad evangélica y en los ambientes en que trabajan hagan siempre presente y activa a tu Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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