ANTÍFONA DE ENTRADA
Juró el Señor y no ha de retractarse: “Tú eres sacerdote para siempre, como Melquisedec”
ORACIÓN COLECTA
Dios y Padre nuestro, que para gloria tuya y salvación del género humano constituiste a Cristo sumo y eterno sacerdote, concede al pueblo redimido con su sangre, por la participación en este memorial, experimentar el poder de la cruz y la resurrección de tu Hijo. El, que vive y reina contigo…
PRIMERA LECTURA
Recíbelo, pero ya no como esclavo, sino como hermano amadísimo.
De la carta del apóstol san Pablo a Filemón: 7-20
Querido hermano: Recibí gran alegría y consuelo, con motivo de tu caridad con los hermanos, porque gracias a ti se sienten reconfortados.
Por eso, aunque como apóstol de Cristo tengo pleno derecho a ordenarte lo que debes hacer, prefiero pedírtelo en nombre del amor. Yo, Pablo, ya anciano y ahora, además, prisionero por la causa de Cristo Jesús, quiero pedirte algo en favor de Onésimo, mi hijo, a quien he engendrado para Cristo aquí en la cárcel. El en otro tiempo te fue inútil, pero ahora es muy útil para ti y para mí. Te lo envío. Recíbelo corno a mí mismo.
Yo hubiera querido retenerlo conmigo, para que en tu lugar me atendiera, mientras estoy preso por la causa del Evangelio. Pero no he querido hacer nada sin tu consentimiento, para que el favor que me haces no sea como por obligación, sino por tu propia voluntad.
Tal vez él fue apartado de ti por un breve tiempo, a fin de que lo recuperaras para siempre, pero ya no como esclavo, sino como algo mejor que un esclavo, como hermano amadísimo. Él ya lo es para mí. ¡Cuánto más habrá de serlo para ti, no sólo por su calidad de hombre, sino de hermano en Cristo! Por lo tanto, si me consideras como compañero tuyo, recíbelo como a mí mismo. Y si en algo te perjudicó o algo te debe, ponlo a mi cuenta. Yo, Pablo, te lo pagaré, y esto lo firmo de mi puño y letra. Y eso para no mencionar que tienes una deuda conmigo, que eres tú mismo.
Sí, hermano, hazme este favor por nuestra unión con el Señor, para que confortes mi corazón en Cristo.
Palabra de Dios.
SALMO
Del salmo 145, 6c-7. 8-9a. 9bc-10.
R/. El Señor ama al hombre justo.
El Señor siempre es fiel a su palabra y es quien hace justicia al oprimido; él proporciona pan a los hambrientos y libera al cautivo. R/.
Abre el Señor los ojos de los ciegos y alivia al agobiado. Ama el Señor al hombre justo y toma al forastero a su cuidado. R/.
A la viuda y al huérfano sustenta y trastorna los planes del inicuo. Reina el Señor eternamente, reina tu Dios, oh Sión, reina por siglos. R/.
ACLAMACIÓN
Aleluya, Aleluya
Yo soy la vid y ustedes los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante. R/.
Aleluya, Aleluya
EVANGELIO
El Reino de Dios ya está entre ustedes.
Del santo Evangelio según san Lucas: 17, 20-25
En aquel tiempo, los fariseos le preguntaron a Jesús: “¿Cuándo llegará el Reino de Dios?”. Jesús les respondió: “El Reino de Dios no llega aparatosamente. No se podrá decir: ‘Está aquí’ o ‘Está allá’, porque el Reino de Dios ya está entre ustedes”.
Les dijo entonces a sus discípulos: “Llegará un tiempo en que ustedes desearán disfrutar siquiera un solo día de la presencia del Hijo del hombre y no podrán.
Entonces les dirán: ‘Está aquí’ o ‘Está allá’, pero no vayan corriendo a ver, pues, así como el fulgor del relámpago brilla de un extremo a otro del cielo, así será la venida del Hijo del hombre en su día. Pero antes tiene que padecer mucho y ser rechazado por los hombres de esta generación”.
Palabra del Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Concédenos, Señor, participar dignamente en estos misterios, porque cada vez que se celebra el memorial de este sacrificio, se realiza la obra de nuestra redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN
Éste es mi Cuerpo que se entrega por ustedes. Este cáliz es la nueva alianza que se sella con mi Sangre, dice el Señor. Hagan esto en memoria mía siempre que beban de él.
ORACIÓN DESPÚES DE LA COMUNIÓN
Por la participación de este sacrificio que tu Hijo nos mandó ofrecer en conmemoración suya, te rogamos, Señor, que, unidos a él, seamos una oblación perenne. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
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