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Misal del Día

ANTÍFONA DE ENTRADA

El Señor lo colmó del espíritu de sabiduría y de inteligencia, y lo revistió de su gloria, para que anunciara su palabra en medio de la Iglesia. Aleluya.

ORACIÓN COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, que hiciste del obispo san Atanasio un defensor preclaro de la divinidad de tu Hijo, te pedimos que, con su doctrina y protección, crezcamos siempre en tu conocimiento y en tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

PRIMERA LECTURA

Los apóstoles se retiraron del sanedrín, felices de haber padecido ultrajes por el nombre de Jesús. 

Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 5, 34-42 

En aquellos días, un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la ley y respetado por todo el pueblo, se levantó en el sanedrín, mandó que hicieran salir por un momento a los apóstoles y dijo a la asamblea: 
“Israelitas, piensen bien lo que van a hacer con esos hombres. No hace mucho surgió un tal Teudas, que pretendía ser un caudillo, y reunió unos cuatrocientos hombres. Fue ejecutado, dispersaron a sus secuaces y todo quedó en nada. Más tarde, en la época del censo, se levantó Judas el Galileo y muchos lo siguieron. Pero también Judas pereció y se desbandaron todos sus seguidores. En el caso presente, yo les aconsejo que no se metan con esos hombres; suéltenlos. Porque si lo que se proponen y están haciendo es de origen humano, se acabará por sí mismo. Pero si es cosa de Dios, no podrán ustedes deshacerlo. No se expongan a luchar contra Dios”.

Los demás siguieron su consejo: mandaron traer a los apóstoles, los azotaron, les prohibieron hablar en nombre de Jesús y los soltaron. Ellos se retiraron del sanedrín, felices de haber padecido aquellos ultrajes por el nombre de Jesús.

Y todos los días enseñaban sin cesar y anunciaban el Evangelio de Cristo Jesús, tanto en el templo como en las casas.

Palabra de Dios.

SALMO

Del salmo 26, 1. 4.13-14.

R/. El Señor es mi luz y mi salvación. Aleluya. 

El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién voy a tenerle miedo? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién podrá hacerme temblar? R/.

Lo único que pido, lo único que busco, es vivir en la casa del Señor toda mi vida, para disfrutar las bondades del Señor y estar continuamente en su presencia. R/.

La bondad del Señor espero ver en esta misma vida. Ármate de valor y fortaleza y en el Señor confía. R/.

ACLAMACIÓN

Aleluya, Aleluya

No sólo de pan vive el hombre, sino también de toda palabra que sale de la boca de Dios. R/.

Aleluya, Aleluya

EVANGELIO

Jesús distribuyó el pan a los que estaban sentados, hasta que se saciaron. 

Del santo Evangelio según san Juan: 6, 1-15 

En aquel tiempo, Jesús se fue a la otra orilla del mar de Galilea o lago de Tiberíades. Lo seguía mucha gente, porque habían visto las señales milagrosas que hacía curando a los enfermos. Jesús subió al monte y se sentó allí con sus discípulos.

Estaba cerca la Pascua, festividad de los judíos. Viendo Jesús que mucha gente lo seguía, le dijo a Felipe: “¿Cómo compraremos pan para que coman éstos?”. Le hizo esta pregunta para ponerlo a prueba, pues él bien sabía lo que iba a hacer. Felipe le respondió: “Ni doscientos denarios de pan bastarían para que a cada uno le tocara un pedazo de pan”. Otro de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: “Aquí hay un muchacho que trae cinco panes de cebada y dos pescados. Pero, ¿qué es eso para tanta gente?”. Jesús le respondió: “Díganle a la gente que se siente”. En aquel lugar había mucha hierba. Todos, pues, se sentaron ahí; y tan sólo los hombres eran unos cinco mil.

Enseguida tomó Jesús los panes, y después de dar gracias a Dios, se los fue repartiendo a los que se habían sentado a comer. Igualmente les fue dando de los pescados todo lo que quisieron. Después de que todos se saciaron, dijo a sus discípulos: “Recojan los pedazos sobrantes, para que no se desperdicien”. Los recogieron y con los pedazos que sobraron de los cinco panes llenaron doce canastos.

Entonces la gente, al ver la señal milagrosa que Jesús había hecho, decía: “Este es, en verdad, el profeta que habría de venir al mundo”. Pero Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró de nuevo a la montaña, él solo. 

Palabra del Señor.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Mira, Señor, los dones que te presentamos en la conmemoración de san Atanasio, para que, cuantos conservan la integridad de la fe, alcancen la salvación por el testimonio de la verdad. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN

El fundamento ya está puesto y nadie puede poner otro, porque el fundamento es Jesucristo. Aleluya.

ORACIÓN DESPÚES DE LA COMUNIÓN

Dios todopoderoso, concede que la divinidad de tu Hijo único, que confesamos firmemente con San Atanasio, nos reanime y proteja siempre por la fuerza de este sacramento. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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