Categorías
Misal

30-Junio-2020

PRIMERA LECTURA

Del libro del profeta Amos 3, 1-8; 4, 11-12

Escuchen estas palabras que el Señor les dirige a ustedes, hijos de Israel, y a todo el pueblo que hizo salir de Egipto: “Solo a ustedes los elegí entre todos los pueblos de la tierra, por eso los castigaré con mayor rigor por todos sus crímenes. ¿Acaso podrán caminar dos juntos, si no están de acuerdo? ¿Acaso no ruge el león en la selva, cuando tiene ya su presa? ¿Lanza su rugido el cachorro de león desde su cueva, si no ha cazado nada? ¿Cae el pájaro al suelo, sin que se le haya tendido una trampa? ¿Se levanta del suelo la trampa, sin que haya atrapado algo? ¿Se toca la trompeta en la ciudad, sin que se alarme la gente? ¿Hay alguna desgracia en la ciudad, sin que el Señor la mande? Ciertamente el Señor no hace nada sin revelar antes su designio a sus profetas. Pues bien, ya ha rugido el león, ¿quién no tendrá miedo? El Señor Dios ha hablado, ¿quién no profetizará? Los he destruido a ustedes como a Sodoma y a Gomorra; han quedado como un tizón sacado del incendio y no se han vuelto a mí, dice el Señor. Por eso te voy a tratar así, Israel, y porque así te voy a tratar, prepárate, Israel, a comparecer ante tu Dios”.

Palabra de Dios.

SALMO

Del Salmo 5

R. Enséñame, Señor, tu santidad.

Tú no eres, Señor, un Dios al que pudiera la maldad agradarle, ni el malvado es tu huésped ni ante ti puede estar el arrogante. R.

Al malhechor detestas, y destruyes, Señor, al embustero; aborreces al hombre sanguinario y a quien es traicionero. R.

Pero yo, por tu gran misericordia, entraré en tu casa y me postraré en tu templo santo con reverencia de alma. R.

ACLAMACIÓN

Aleluya, Aleluya

Confío en el Señor, mi alma espera y confía en su palabra.

Aleluya, Aleluya

EVANGELIO

Del santo Evangelio según san Mateo 8, 23-27

En aquel tiempo, Jesús subió a una barca junto con sus discípulos. De pronto se levantó en el mar una tempestad tan fuerte, que las olas cubrían la barca; pero Él estaba dormido. Los discípulos lo despertaron, diciéndole: “Señor, ¡sálvanos, que perecemos!”. Él les respondió: “¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?”. Entonces se levantó, dio una orden terminante a los vientos y al mar, y sobrevino una gran calma. Y aquellos hombres, maravillados, decían: “¿Quién es este, a quien hasta los vientos y el mar obedecen?”.

Palabra del Señor.