PRIMERA LECTURA
Del libro del Génesis: 3, 9-15. 20 *(Lecc. III, p. 312)
Después de que el hombre y la mujer comieron del fruto del árbol prohibido, el Señor Dios llamó al hombre y le preguntó: “¿Dónde estás?”. Este le respondió: “Oí tus pasos en el jardín y tuve miedo, porque estoy desnudo, y me escondí”. Entonces le dijo Dios: “¿Y quién te ha dicho que estabas desnudo? ¿Has comido acaso del árbol del que te prohibí comer?”.
Respondió Adán: “La mujer que me diste por compañera me ofreció del fruto del árbol y comí”. El Señor Dios dijo a la mujer: “¿Por qué has hecho esto?”. Repuso la mujer: “La serpiente me engañó y comí”.
Entonces dijo el Señor Dios a la serpiente: “Porque has hecho esto, serás maldita entre todos los animales y entre todas las bestias salvajes.
Te arrastrarás sobre tu vientre y comerás polvo todos los días de tu vida. Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya; y su descendencia te aplastará la cabeza, mientras tú tratarás de morder su talón”.
El hombre le puso a su mujer el nombre de “Eva”, porque ella fue la madre de todos los vivientes.
Palabra de Dios.
SALMO
Del salmo 86 (87), 1-2. 3-5. 6-7.
R/. ¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios!
Jerusalén gloriosa, el Señor ha puesto en ti su templo. Tú eres más querida para Dios que todos los santuarios de Israel. De ti, Jerusalén, ciudad del Señor, se dirán maravillas. R/.
De ti, Jerusalén, ciudad del Señor, se dirán maravillas. Egipto y Babilonia adorarán al Señor; los filisteos, con Tiro y Etiopía, serán como tus hijos. R/.
Y de ti, Jerusalén, afirmarán: “Todos los pueblos han nacido en ti y el Altísimo es tu fortaleza”. R/.
El Señor registrará en el libro de la vida a cada pueblo, convertido en ciudadano tuyo; y todos los pueblos te cantarán, bailando: “Tú eres la fuente de nuestra salvación”. R/.
ACLAMACIÓN
Aleluya, Aleluya
¡Dichosa, oh Virgen, que engendraste al Señor, dichosa, oh Madre de la Iglesia, que mantienes encendido en nosotros el Espíritu de tu Hijo Jesucristo!
Aleluya, Aleluya
EVANGELIO
Ahí está tu hijo. Ahí está tu madre.
Del santo Evangelio según san Juan: 19, 25-27 *(Lecc. III, p. 617)
En aquel tiempo, estaban junto a la cruz de Jesús, su madre, la hermana de su madre, María la de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a su madre y junto a ella al discípulo que tanto quería, Jesús dijo a su madre: “Mujer, ahí está tu hijo”. Luego dijo al discípulo: ”Ahí está tu madre”. Y desde entonces el discípulo se la llevó a vivir con él.
Palabra del Señor.